top of page
Buscar

Manzanas y cannabis

Foto del escritor: Victor ChoraVictor Chora

Por Victor Chora

Publicado en el periódico Reforma el 1 de agosto del 2013




Legalizar la venta y consumo de drogas como la mariguana es un asunto complejo que por sus implicaciones requiere de un análisis sumamente responsable.

Quienes están a favor de la legalización, como el ex presidente Fox, consideran que con esta medida se obtendrían ciertos beneficios que, de ser ciertos, mejorarían el bienestar de los mexicanos.

Entre los beneficios directos que se atribuyen a la legalización de drogas como la mariguana se encuentran: reducción de la violencia, menores gastos en la procuración de justicia y mayor recaudación fiscal por el establecimiento de impuestos.

En mi opinión, para el caso mexicano estos supuestos beneficios son muy discutibles y por lo tanto la legalización no representaría una alternativa positiva para el país.

El mayor de los supuestos beneficios, la reducción de la violencia, podría alcanzarse mediante una combinación de factores, pero no por una legalización de la mariguana. Para empezar, es bien sabido que el verdadero negocio de los cárteles nacionales e internacionales proviene de la introducción a Estados Unidos de drogas con mucho mayor margen de utilidad, como la cocaína.

Asimismo, otra fuente importante de ingresos para estos grupos proviene de la realización de otro tipo de actividades delictivas que no necesariamente están ligadas al tráfico de drogas.

La violencia es consecuencia de una guerra comercial y un laxo Estado de Derecho. En este contexto las guerras comerciales se acaban mediante acuerdos extra-legales entre las partes para la repartición del mercado o cuando una de las partes, aún dominando la mayor parte del mercado, hace algunas concesiones a los otros participantes.

Otro supuesto beneficio de la legalización, menores gastos en la procuración de justicia, tampoco se ve muy factible, ya que considerando el estado actual de los cuerpos policiales y el sistema judicial en general, se seguiría gastando lo mismo o inclusive más.

La legalización no implica la inexistencia de un mercado informal de la mariguana. Ésta se seguiría vendiendo en las calles toda vez que para algunos sería más rentable hacerlo en la informalidad y correr riesgos que quizás no son tan altos como en otros países, en lugar de venderla formalmente y pagar elevados impuestos, tal y como ocurre con una diversidad de productos.

Por otro lado, aunque efectivamente habría una recaudación, probablemente ésta no sería tan alta como algunos anticipan. Por ejemplo, un estudio de 2010 del Instituto Cato señala que del total de recursos recaudados por una hipotética legalización de drogas en Estados Unidos, únicamente el 18 por ciento provendría de la venta de mariguana.

Los promotores de la legalización señalan que los ingresos fiscales adicionales podrían invertirse en educación para concientizar sobre los efectos de consumir drogas. Además de las dudas sobre la efectividad de este tipo de educación, los gobiernos en general no se distinguen precisamente por ser los más eficientes a la hora de gastar, pudiendo desviarse estos recursos a otros fines.

No obstante lo anterior, es posible que el mayor de los daños que provocaría la legalización de la mariguana es el definitivo incremento de su consumo. La ilegalidad desincentiva el consumo y, de legalizarse, es de esperarse una reducción en su precio y una mayor demanda.

El consumo de drogas provoca adicción, y aunque existe controversia en relación con los daños a la salud que podría provocar, hay estudios que, aunque también controversiales, indican que la mariguana constituye una droga de inicio para impulsar el consumo de otras drogas más fuertes y nocivas, tanto para quien las consume como para la sociedad en su conjunto.

Para terminar, es probable que esta industria ni siquiera quedaría en manos de nacionales, ya que la mariguana mexicana aparentemente es de menor calidad que, por ejemplo, la estadounidense.

Fox mencionó que si Dios le hubiera dicho a Eva que la manzana tenía gusanos en lugar de prohibirle que la comiera, entonces no la hubiera comido. Tal vez, pero eso hubiera sido una mentira.


El autor es maestro en políticas públicas.




10 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page