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¿Gracias?

Foto del escritor: Victor ChoraVictor Chora

Por Victor Chora

Publicado en el periódico EL NORTE el 4 de enero de 2014.




Gracias por la pensión para mi abuelito”, “gracias por el puente”, “gracias por la escuela”, “gracias por el alumbrado público”, dicen los niños que actúan en el más reciente comercial de la Cámara de Diputados federal.

Qué mal tino, por decir lo menos, de quienes decidieron que ésta era una buena forma de promocionar la labor que realizan los integrantes del actual Congreso de la Unión.

No hay duda de que existen Diputados que sí toman muy en serio su trabajo y que actuaron con toda responsabilidad durante este primer año de la 62 Legislatura, pero la verdad es que en estricto sentido ni siquiera a ellos estamos obligados a darles las gracias.

Algunos podrán pensar que algo tan simple como un comercial no es relevante, pero creo que sí lo es porque se trata de una muestra palpable de cómo ven muchos de nuestros políticos a los ciudadanos.

Para ellos, los ciudadanos somos como una clase inferior, simples votantes, quienes hasta las gracias debemos darles por realizar un trabajo que es una obligación y que no necesaria- mente en todos los casos es el mejor.

La aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación es su responsabilidad y por hacerlo se les paga bien. Francamente, tampoco creo que este presupuesto ayudará mucho a reducir la desigualdad, como también pregona el citado comercial.

Y es que en México se sigue gastando la mayor parte del presupuesto en un sinnúmero de programas sociales que operan de manera clientelar y de forma desarticulada. Al menos eso es lo que dicen las evaluaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sobre los más de 200 programas sociales que existen.

Se trata de un presupuesto que recicla programas como si fueran nuevos y que incrementará la deuda pública.

En cuanto a las reformas, los efectos de las mismas también están por verse. Ojalá que en el futuro la gasolina baje de precio, como aseguraron también al promover los beneficios de la reforma energética.

A nivel local también se gastan muchos recursos públicos en promocionar obras mal hechas y apoyos entregados como si lo hubieran hecho con dinero propio. A muchos ciudadanos esto no nos gusta, porque sabemos que esos recursos tienen un costo de oportunidad, es decir, podrían ser utilizados en otras cosas que le rindieran algún beneficio a la ciudadanía.

Lo peor de todo es que muchos mexicanos, a causa de su bajo nivel educativo, realmente creen que deben agradecer por las obras realizadas y los apoyos otorgados.

El bajo nivel educativo de una gran proporción de la población es de lo que se aprovechan muchos de nuestros políticos todos los días y que, en este caso, quedó de manifiesto incluso en un comercial.

Toda esta situación de “dar las gracias” me recuerda mucho aquella frase del Presidente estadounidense John F. Kennedy de “no preguntes lo que puede hacer tu nación por ti, mejor pregúntate lo que puedes hacer tú por ella”.

Sobre la interpretación que de esa frase hizo el economista Milton Friedman, él decía que ninguna de las dos partes que componen la frase era afortunada.

Esto porque la primera parte de la frase: “Qué puede hacer tu nación por ti”, denotaba

un Estado paternalista, mientras que la segunda parte: “Qué puedes hacer tú por tu nación”, ponía al Estado por encima de los ciudadanos, al punto de exigirles alguna contribución.

Es válido que todos contribuyamos cuando se trata de construir una nación mejor, pero el Estado nunca debe olvidar su parte del contrato social.

La conclusión de todo esto es que en lugar de poner a niños a darles las gracias, los políticos y sus asesores deben recordar que la rendición de cuentas va exactamente en la dirección opuesta.

Por ejemplo, ellos deberían explicar a la ciudadanía por qué desperdician recursos públicos en comerciales que buscan promocionar, y de fea forma, lo que por obligación deben hacer.

La rendición de cuentas es un principio fundamental y en ningún momento debemos olvidarlo nosotros ni nuestros políticos.

Dicho de otra manera, la rendición de cuentas es “pa’ acá” y no “pa’ allá”.


El autor es maestro en políticas públicas.



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