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Crisis en Estados Unidos ¿Estamos blindados?

Foto del escritor: Victor ChoraVictor Chora

La caída de Wall Street sí afectará a México, al disminuir el envío de remesas de los paisanos y decrecer nuestras exportaciones.



Qué tan efectivo resulta nuestro blindaje ante la situación que atraviesa la economía estadounidense? La respuesta es la misma que aplica

para cualquier tipo de blindaje: su efectividad depende del tamaño de la amenaza. Entonces, ¿qué tan grave es la amenaza?

Primeramente, el Congreso norteamericano finalmente aprobó los recursos del rescate que ascienden a 700 mil millones de dólares. Ésa, sin duda, es una buena noticia tanto para ellos como para nosotros, ya que evitará, al menos por un tiempo, que se propague el pánico financiero que ya cundía incluso en Europa, al tiempo quedará un respiro para que a mediano plazo se ataquen las causas que originaron el problema.

Adicionalmente, existe consenso en que no se esperaría un impacto directo en el sistema financiero mexicano, toda vez que aparentemente los bancos mexicanos no adquirieron en el mercado norteamericano una cantidad significativa de títulos considerados ahora como de dudoso valor.

También puede considerarse positivo que nuestros depósitos hasta 400 mil UDIs estén asegurados en caso de quiebra bancaria.

Y hasta aquí las buenas noticias, porque desde antes que comenzara la crisis existían temores fundados de que se produjera, por fin, una recesión en Estados Unidos.

Aunque ésta no se ha presentado aún, existen algunos síntomas que predicen una desaceleración de la economía norteamericana, la cual, tendría implicaciones directas en el desempeño de la economía mexicana y en nuestros niveles de vida.

Algunos de los síntomas negativos ya presentes en la economía norteamericana son: la tasa de desempleo más alta en cinco años (6.1 por ciento), la pérdida de 760 mil empleos en lo que va del año y un incremento inesperado en el último mes del número de solicitudes de desempleo.

De cristalizarse una re- cesión en Estados Unidos, los impactos más significativos en la economía mexicana serían, entre otros: un menor crecimiento y caída del empleo, reducción significativa de nuestras exportaciones por una menor demanda de ese país para nuestros productos y menores ingresos por remesas.

Cabe destacar que los ingresos por remesas presentan desde ya una reducción importante, toda vez que en agosto registraron una baja de 12.2 por ciento, comparado contra el mismo mes del año anterior, lo que significó su peor caída en varios años.

El asunto de las remesas es de gran importancia, toda vez que representan nuestra principal fuente de ingresos del exterior, sin considerar los ingresos petroleros, además de que una gran cantidad de familias de escasos recursos dependen de las mismas.

Una idea del impacto que podría tener para estas familias una reducción importante del ingreso por remesas sería calculando el efecto de una caída de 10 por ciento en el número e importe de las mismas. Dado que la caída se daría exclusivamente durante el segundo semestre, durante ese periodo dejarían de entrar al País alrededor de 400 millones de dólares mensuales, afectando cerca de un millón 140 mil hogares.

Aunado a lo anterior, la expectativa de reducción en los precios del petróleo debido a una menor demanda mundial representaría menores ingresos para el Gobierno de México en relación a los contemplados en el presupuesto 2009. La repercusión de menores ingresos deberían ser menores gastos, por lo que habría que definir cuáles son los rubros que sufrirán mayores ajustes.

En relación al tipo de medidas que deberían tomar- se en situaciones como la que actualmente ocurre en Estados Unidos, persisten serias dudas sobre si en lugar de comprarle los títulos malos a los bancos, lo que debería hacerse es recapitalizarlos mediante la compra de nuevas emisiones de acciones con un amplio periodo de maduración. Aunque al parecer ellos ya optaron por su Fobaproa gringo.

Vivimos tiempos de incertidumbre y un delirio de crisis por todos lados. Hace un par de meses todavía se hablaba con fuerza de la “crisis alimentaria”. Sus efectos todavía se sienten en el mundo y sin embargo hoy ya se habla de la “crisis de Wall Street”.

Independientemente de cómo la llamemos, es- to no debe importarle mucho a esa señora que vive en Santa Teresa, Zacatecas, y que dejaría de recibir los 250 dólares mensuales que le enviaba el mayor de sus hijos que perdió su trabajo en la construcción. Eso es lo verdaderamente importante.


Victor Chora

Publicado en periódico EL NORTE el 05 de octubre de 2008.

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